Ventas de sal

Flor de sal

La flor de sal es un compuesto de diferentes sales cuyo sabor, valor gastronómico y organoléptico, hacen de ella la sal gourmet por excelencia. Es recolectada según técnicas tradicionales y de forma artesanal. Su cristalización se produce a la caída del sol, por contraste térmico, debido al enfriamiento de la salmuera, que reduce su solubilidad y propicia la precipitación (cristalización) masiva de pequeños cristales de sal rica en magnesio y flúor. Debido a la menor densidad de la salmuera, estos se quedan en superficie formando una especie de tela de una fina capa de sal, que es la Flor de Sal.

Es rica en Oligoelementos y minerales, ensalza y enriquece los platos de forma espectacular , consiguiendo que una materia prima se convierta en un producto de alto valor nutricional. Esta sal tiene una demanda creciente en un mercado que valora el producto artesanal , ecológico , saludable y con un origen completamente natural.

Sales de cocina

La Sal virgen de manantial se extrae en la actualidad utilizando las mismas técnicas tradicionales. La sal obtenida por evaporación se somete a un proceso de lavado y se envasa sin añadir conservantes. Conserva así todo su sabor y su tendencia a apelmazarse.

Disponemos de sal fina y gruesa envasada en saquitos de 1 kg. y en saleros de cerámica tradicional de Naval.

Sales de baño

Sales de baño aromáticas y de distintos colores, elaboradas de forma artesanal, que aportan a tu piel salud, belleza y bienestar.

Proceso de elaboración de la sal

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La sal de Naval se obtiene de una forma totalmente artesanal y tradicional que se ha mantenido así durante siglos.

El agua sale naturalmente de unos manantiales de agua salada. Este agua se va recogiendo durante todo el año y se embalsa en unas pozas grandes destinadas para ello. Cuando llega el verano este agua se va repartiendo por las eras y es aquí donde empieza el proceso de elaboración. El agua salada se va evaporando y se van formando las “flores de sal”.

Conforme éstas van creciendo, caen al fondo de la era. Para que no se agarre a los ladrillos, cada dos o tres días hay que “bater” la sal para que quede suelta y no se pegue con nuestros tradicionales “retaderos”. Cuando ya se ha evaporado todo el agua se amontona la sal y se recoge para su posterior tratamiento, es decir, moler y envasar.